The Daugther of the Sea

El joven se volvió y miró a la chica que tenía delante de sus ojos.
Ayshel, la extraño de ojos azules que había entrado en su vida, había cambiado todo lo que sabía. Cada vez que miraba a los ojos, cada vez que él admiraba la sonrisa en sus labios apareció no podía dejar de querer estar con él para siempre, pero nunca pudo conseguir su único sueño.
<< ¿Por qué tienes que ir?, ¿Por qué no puedes quedarte aquí ... conmigo? >> Le preguntó una vez después de la marea azul, cuando la chica le había revelado su destino, el destino que el mundo se había dictado. No hubo respuesta, nunca lo hizo. Esa chica era misteriosa, nunca dijo nada, parecía que las palabras no podían salir de sus labios.
Ahora, esa sería la última vez que pasaría con ella, esta era la despedida que nunca había querido que llegase. La miró, viendo el vestido blanco que se ajustan a la cintura diciéndole una y otra vez que nunca sería capaz de llegar hasta ella, que nunca llegaría a tocarla con los dedos.
 -La primera vez que te vi, pensé que era mi destino estar contigo-dijo, disfrutando del silencio que lo rodeaba todo, pero veo que no es así, nunca fue escrito de esa manera.
Ayshel no pudo evitar que las lágrimas se inundaba sus ojos, pero como siempre, no pudo decir nada.
 -Vamos, ¿cómo podría llegar a creer que llegarías a quererme?-continuó apretando los puños contra la plataforma de cristal mientras le daba la espalda a la joven, ya que dudaba de que fuera capaz de hablar si lo hacía-Yo soy un niño , un chico de catorce años que no se puede comparar contigo, Ayshel, El Espíritu del Mar, La Voz de los Océanos, el Ojo de las Mareas. Sé que soy egoísta, que antepongo mis deseos a la salvación de este mundo, pero Ayshel, quiero que sepas que ...
Ella corrió hacia él, abrazándolo por la espalda mientras su rostro se bañaba en lágrimas. No podía hablar, pero si los Dioses le concedieran decir una palabra esa sería...
-Aer
El muchacho abrió los ojos, apretando a Ayshel de las manos mientras esta lloraba, aferrándose con fuerza a su cuerpo. Se volvió hacia ella, mirándola mientras ella clavaba profundos ojos azules de él, tratando de decirle todo lo que sus labios no podía decir.
Aer cariñosamente acarició la cara, sintiendo como esta estaba disfrutando de sus caricias hasta que el joven apretó sus labios contra los de Ayshel. Ella compartió ese beso, agarrando sus manos alrededor de su cuello mientras disfrutaba de la sensación de su pelo rizado.
 -Ayshel, quiero ir contigo, te seguiré a donde quiera que vayas-dijo el joven, sonriendo como una sombra de preocupación fue la mirada de la joven-Vamos a estar juntos para siempre ...
Ayhel negó con la cabeza, alejándose de él mientras subía a la plataforma desde la que se divisaban las profundidades del océano. La marea azul se estaba formando en las profundidades del mar, poniendo en peligro a menos que ella hiciera lo correcto, que cumpliese la misión con la que habia nacido. Respiró hondo mientras graba en su mente la imagen de Aer, ese pelo joven turquesa y ojos negros que corrían hacia ella, gritando su nombre mientras movía con desesperación cada uno de sus músculos. Estaba a punto de saltar, de cumplir el sacrificio del mundo cuando sintió como una mano se aferraba a la suya sonriendo mientras ambos saltaban hacia las inmensidades del océano.
 -Estaremos juntos siempre.
 <<Siempre>> dijeron los ojos de la joven mientras sus cuerpos se perdian en la inmensidad del océano.